Texto base: Éxodo 3:10
Versículo clave: “Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.” – Éxodo 3:10
Introducción
Dios es soberano y actúa en la historia humana con propósito. Cuando su pueblo sufre, Él escucha su clamor y actúa en misericordia. En Éxodo 3 encontramos a Moisés, un hombre que pasó de ser príncipe a pastor, encontrándose cara a cara con Dios en una zarza que ardía, pero no se consumía. Allí comienza su llamado a ser el libertador de Israel. Este relato no solo nos muestra la historia de Moisés, sino que nos revela principios sobre cómo Dios llama, capacita y envía a sus siervos para cumplir su voluntad.
I. Dios ve la aflicción de su pueblo (Éxodo 3:7-9)
A. El sufrimiento no pasa desapercibido para Dios
-
“Bien he visto la aflicción de mi pueblo…” (v.7)
-
Dios es compasivo y atento a nuestras necesidades.
-
Texto de apoyo: Salmo 34:15 – “Los ojos de Jehová están sobre los justos…”
B. Dios escucha el clamor del oprimido
-
“…he oído su clamor…” (v.7)
-
El clamor en oración mueve el corazón de Dios.
-
Texto de apoyo: Salmo 18:6
C. Dios desciende para actuar
-
“…he descendido para librarlos…” (v.8)
-
Dios no es indiferente: se involucra y actúa.
-
Aplicación: Dios sigue viendo tu dolor, escucha tu oración y quiere intervenir.
II. Dios llama a un hombre común para una misión divina (Éxodo 3:10-12)
A. Un llamado claro y directo
-
“Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón…” (v.10)
-
Dios no llama sin propósito; Él nos envía con una misión clara.
B. Moisés reconoce su insuficiencia
-
“¿Quién soy yo para que vaya a Faraón?” (v.11)
-
Sentirse incapaz es natural, pero Dios capacita al llamado.
-
Texto de apoyo: 1 Corintios 1:27-29 – Dios escoge lo débil del mundo.
C. Dios promete su presencia
-
“Ve, porque yo estaré contigo…” (v.12)
-
No estamos solos en el llamado de Dios.
-
Texto de apoyo: Mateo 28:20
Aplicación: No esperes ser perfecto para obedecer a Dios. Él llama a personas ordinarias para hacer cosas extraordinarias con Su ayuda.
III. El libertador debe conocer al Dios que lo envía (Éxodo 3:13-15)
A. Moisés busca conocer el nombre de Dios
-
“¿Qué les responderé?” (v.13)
-
El llamado necesita una base sólida en la revelación de Dios.
B. Dios revela su nombre eterno: “YO SOY EL QUE SOY”
-
“Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.” (v.14)
-
Texto de apoyo: Juan 8:58 – Jesús se identifica con el “Yo Soy”.
C. El poder del nombre de Dios da autoridad al libertador
-
No vamos en nuestro nombre, sino en el de Aquel que es eterno.
-
Aplicación: Conocer a Dios profundamente es clave para cumplir su llamado con confianza.
IV. Dios prepara el camino para la liberación (Éxodo 3:16-22)
A. Dios da instrucciones claras
-
“Ve y reúne a los ancianos…” (v.16)
-
Dios dirige paso a paso.
B. Dios anticipa la oposición de Faraón
-
“Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte.” (v.19)
-
Dios conoce los obstáculos y tiene poder para superarlos.
C. Dios provee lo necesario para la victoria
-
“Y cuando salgáis, no saldréis con las manos vacías…” (v.21-22)
-
Aplicación: Cuando Dios te envía, también te respalda.
Aplicaciones generales
-
Dios no ignora el sufrimiento de su pueblo. Si estás afligido, Él te ve y te oye.
-
No necesitas ser perfecto para ser llamado. Dios capacita al que llama.
-
Tu identidad está en el “Yo Soy”, no en tus habilidades.
-
Dios tiene un plan mayor que tu temor. Él prepara el camino incluso antes de que empieces a andar.
-
El llamado de Dios siempre tiene propósito eterno. No es casualidad.
Conclusión
Dios escogió a Moisés para liberar a Israel, no porque era el más fuerte, sino porque era obediente. A través de esta historia, aprendemos que Dios sigue llamando hoy a hombres y mujeres para traer libertad, esperanza y salvación. El llamado es divino, pero la respuesta es humana. ¿Responderás tú también?
Oración final
Señor Dios todopoderoso, gracias porque Tú eres el “Yo Soy”, eterno, fiel y poderoso. Gracias por ver nuestra aflicción y por levantar libertadores cuando más lo necesitamos. Hoy reconocemos que, como Moisés, muchas veces sentimos que no somos suficientes, pero confiamos en tu presencia que nos acompaña. Llámanos, capacítanos y úsanos para traer libertad y esperanza a los que sufren. Que tu nombre sea glorificado en nuestras vidas. En el nombre de Jesús, amén.