En los momentos de crisis, cuando todo parece incierto y la ansiedad toca a nuestra puerta, tenemos una gran verdad que nos sostiene: Dios sigue siendo nuestro refugio y fortaleza. Su presencia no cambia, su amor no se debilita, y sus promesas permanecen firmes, aun cuando el mundo a nuestro alrededor parece tambalear.
Es en esos tiempos de dificultad que nuestra fe es probada y también fortalecida. Pero, ¿cómo mantenemos esa fe firme? Primero, aprendemos a confiar en sus promesas. La Palabra de Dios está llena de recordatorios de que Él nunca nos abandona, que camina con nosotros en medio del fuego y que su plan para nuestras vidas es bueno.
Segundo, debemos orar con fervor. La oración no solo es un grito de ayuda, sino también una forma de alinear nuestro corazón con el de Dios. Es en la oración donde encontramos paz, dirección y el recordatorio de que no estamos solos.
Y tercero, apoyémonos en la comunidad de creyentes. Dios nos ha dado a la iglesia, nuestra familia en la fe, para que nos animemos mutuamente, nos sostengamos en oración y caminemos juntos en esta vida.
Así que, no importa cuán incierto sea el camino, recordemos que nuestra confianza está en un Dios que nunca cambia. Que nuestra fe no solo sea fortalecida, sino que también sea un testimonio vivo de su poder y amor para los que nos rodean.
Amigos, sigamos firmes, confiando en Dios, orando con perseverancia y apoyándonos en la comunidad. Porque aunque el mundo cambie, nuestro Dios permanece fiel.
¡Que Dios te bendiga y fortalezca hoy y siempre! Si este mensaje te ha tocado, compártelo con alguien que necesite escucharlo. ¡Nos vemos en el próximo vídeo! 🙏✨