Introducción
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La música siempre ha sido un medio poderoso para comunicar mensajes y expresar emociones.
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Desde tiempos bíblicos, el canto y la alabanza han sido parte esencial de la adoración a Dios (Salmo 150:1-6).
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Hoy, la música cristiana moderna despierta controversia: algunos la ven como una herramienta para alcanzar a las nuevas generaciones, otros la consideran mundanal.
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Pregunta clave: ¿Cómo discernir si la música cristiana moderna agrada a Dios o solo busca imitar al mundo?
I. El propósito bíblico de la música
1. Para glorificar a Dios
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“Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya” (Salmo 150:6).
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La música debe exaltar al Señor, no al artista.
2. Para enseñar y edificar
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“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor” (Colosenses 3:16).
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Su función es instruir en la verdad y edificar al creyente.
3. Para expresar gratitud y adoración
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“Cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo al Dios y Padre” (Efesios 5:19-20).
II. El peligro de la música mundana
1. Cuando centra la atención en el hombre
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“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo” (1 Juan 2:15).
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Si la música busca fama, aplausos o entretenimiento, pierde su esencia espiritual.
2. Cuando adopta patrones del mundo
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“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2).
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La música que imita estilos, letras y ambientes que exaltan la carne en lugar del espíritu, es peligrosa.
3. Cuando confunde el mensaje del evangelio
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“Pues si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?” (1 Corintios 14:8).
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Letras ambiguas que no mencionan a Cristo o no predican la verdad pueden confundir más que edificar.
III. Principios para discernir la música cristiana moderna
1. Evaluar el mensaje
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¿La letra exalta a Cristo y su Palabra? (Juan 17:17).
2. Examinar el espíritu que transmite
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¿Produce adoración sincera o emociones superficiales? (Juan 4:24).
3. Observar el fruto que deja
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“Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16).
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¿Lleva a una vida de santidad o a una vida de entretenimiento?
Aplicaciones prácticas
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No toda música que se llama “cristiana” lo es.
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Como creyentes, debemos filtrar lo que escuchamos a la luz de la Palabra (1 Tesalonicenses 5:21-22).
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La música debe ser un instrumento de edificación personal y colectiva, no de confusión.
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Los líderes y ministerios de alabanza tienen la responsabilidad de guiar al pueblo a una adoración genuina.
Conclusión
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La música es un don de Dios y un canal para exaltar su gloria.
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La música cristiana moderna no es en sí mala ni buena: todo depende de si cumple el propósito bíblico de glorificar a Dios y edificar al creyente.
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El creyente sabio no rechaza todo lo nuevo, pero tampoco acepta todo lo moderno sin discernimiento.
Oración final
“Señor, gracias por el don de la música que nos permite adorarte. Ayúdanos a discernir lo que te agrada y a evitar lo que imita al mundo. Que nuestras canciones y alabanzas siempre exalten tu nombre y edifiquen a tu iglesia. En el nombre de Jesús, amén.”
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