✨ Introducción
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Hoy en día se habla mucho de prosperidad, especialmente en el ámbito religioso.
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Sin embargo, debemos diferenciar entre lo que enseña la Biblia sobre la verdadera prosperidad y lo que promueve el llamado “evangelio de la prosperidad”, una enseñanza distorsionada que pone lo material por encima de lo espiritual.
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Texto base: 3 Juan 1:2 – “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
📌 I. La Prosperidad Bíblica
A. La verdadera fuente de la prosperidad
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Deuteronomio 8:18 – “Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas…”
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Dios es el dador de todo bien.
B. Prosperidad integral (no solo material)
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Josué 1:8 – Prosperidad viene de meditar en la Palabra.
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Salmo 1:1–3 – El justo prospera porque está arraigado en la Palabra y la obediencia.
C. Prosperidad con propósito
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2 Corintios 9:8 – Dios nos bendice para que abundemos en buenas obras.
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Prosperar no es acumular, sino bendecir y compartir.
📌 II. El Evangelio de la Prosperidad
A. Una enseñanza centrada en lo material
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Promete riquezas, salud y éxito a cambio de “semillas” económicas.
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Mateo 6:19–21 – No hacer tesoros en la tierra.
B. Distorsiona la fe
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Reduce la fe a una transacción: “Yo doy, Dios me da”.
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Hechos 8:18–20 – Simón quiso comprar el don de Dios con dinero, y fue reprendido.
C. Ignora el sufrimiento cristiano
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Juan 16:33 – En el mundo tendremos aflicción.
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2 Timoteo 3:12 – Todos los que quieran vivir piadosamente padecerán persecución.
📌 III. Contraste Entre Ambos Enfoques
A. Propósito
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Prosperidad bíblica: Glorificar a Dios y servir a otros.
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Evangelio de la prosperidad: Exaltar al hombre y su bienestar material.
B. Enfoque
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Prosperidad bíblica: Integral (espiritual, emocional, familiar, material).
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Evangelio de la prosperidad: Limitada a lo económico y físico.
C. Resultado
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Prosperidad bíblica: Paz, contentamiento, fruto eterno (Filipenses 4:11–13).
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Evangelio de la prosperidad: Frustración, codicia y fe superficial (1 Timoteo 6:9–10).
📌 IV. Aplicaciones para Nuestra Vida
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Examinar nuestro corazón: ¿buscamos a Dios o solo lo que Él nos da?
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Recordar que la verdadera riqueza es Cristo mismo (Efesios 3:8).
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Vivir agradecidos con lo que tenemos (Hebreos 13:5).
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Usar nuestros recursos para extender el Reino y ayudar al necesitado.
✨ Conclusión
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La prosperidad bíblica es un regalo de Dios que trasciende lo material, mientras que el evangelio de la prosperidad es una distorsión que aleja del verdadero propósito de la fe.
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Debemos anhelar que prospere primero nuestra alma, porque de allí fluye todo lo demás.
🙏 Oración Final
“Señor, gracias porque Tú eres nuestra verdadera riqueza. Ayúdanos a no caer en el engaño de un evangelio centrado en lo material, sino a vivir confiando en que Tú proveerás lo necesario. Que nuestra vida prospere en tu Palabra, en obediencia y en amor hacia los demás. En el nombre de Jesús, amén.”
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