Texto base: Romanos 5:5
“Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”
Introducción
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El ser humano constantemente deposita su esperanza en cosas terrenales: en personas, gobiernos, dinero o en sus propios esfuerzos. Sin embargo, muchas veces esas esperanzas terminan en desilusión.
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La Biblia nos muestra que hay una esperanza segura, firme y eterna: la que tenemos en Cristo Jesús.
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Pablo afirma que esta esperanza “no avergüenza”, porque está fundamentada en el amor de Dios y garantizada por la obra del Espíritu Santo.
I. La base de nuestra esperanza (Romanos 5:1-2)
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Justificación por la fe (v.1)
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No es por obras, sino por la gracia de Dios.
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Al ser justificados, tenemos paz con Dios.
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Acceso a la gracia (v.2)
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Cristo nos abrió el camino a la presencia del Padre.
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La gracia nos sostiene en el presente y nos garantiza un futuro con Él.
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Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios
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Nuestra esperanza no está en lo terrenal, sino en la vida eterna.
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II. El proceso que fortalece la esperanza (Romanos 5:3-4)
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Las tribulaciones producen paciencia
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Dios permite pruebas para formar carácter.
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Ejemplo: Job, quien en medio de la prueba dijo: “Yo sé que mi Redentor vive” (Job 19:25).
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La paciencia produce carácter aprobado
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La perseverancia moldea un corazón maduro y confiado en Dios.
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El carácter aprobado produce esperanza
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Cada victoria en Cristo fortalece nuestra confianza en Sus promesas.
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III. La garantía de nuestra esperanza (Romanos 5:5)
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El amor de Dios derramado en nuestros corazones
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Dios no solo promete, sino que demuestra su amor.
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Ese amor es la base firme de nuestra confianza.
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El Espíritu Santo como sello y garantía (Efesios 1:13-14)
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Él confirma en nosotros que somos hijos de Dios.
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Nos da seguridad de que la esperanza no será defraudada.
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Cristo, la esperanza de gloria (Colosenses 1:27)
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Jesús mismo es la esperanza viva que jamás falla.
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Aplicaciones prácticas
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Confía en Dios en medio de la prueba
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La tribulación no destruye, fortalece.
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No pongas tu esperanza en lo terrenal
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Todo lo humano es limitado; solo Cristo ofrece seguridad eterna.
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Vive con gozo y seguridad
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La esperanza cristiana produce paz, confianza y valentía en el presente.
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Comparte tu esperanza con otros
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En un mundo lleno de desesperanza, los creyentes somos portadores de la esperanza verdadera (1 Pedro 3:15).
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Conclusión
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La esperanza que el mundo ofrece suele avergonzar porque es frágil e incierta.
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Pero la esperanza en Cristo no avergüenza, porque está cimentada en el amor de Dios, sellada por el Espíritu Santo y asegurada en la obra redentora de Cristo.
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Por eso, podemos enfrentar cualquier circunstancia con gozo, sabiendo que nuestra confianza en Él jamás será defraudada.
Oración final
“Señor, gracias porque en Cristo Jesús nos has dado una esperanza que nunca falla. Ayúdanos a confiar en ti en medio de las pruebas, a vivir con gozo en tus promesas y a compartir con otros la esperanza viva que solo tú puedes dar. Derrama cada día tu amor en nuestros corazones por tu Espíritu Santo. En el nombre de Jesús, Amén.”
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